Una tradición perdida, muy particular de Dólar, era la que se establecía en la época de la barcina, cuando los carros competían en no volcar. El que en todo el verano no había volcado ninguna vez adornaba su carro con una bandera blanca o, en su defecto, con ramas de algún almendro u otro árbol. En la misma época y cuando se trillaba el grano en las eras, la gente solía dormir en ellas para guardar su grano por la noche.
Otras costumbres eran las de que las mujeres fueran a lavar la ropa al río o al "ojo de la balsa", y que se fuera por agua para el consumo de la casa al río con las "aguaeras".
La instalación de las cruces en las casas el día tres de mayo. El vecino que tenía promesa vestía una cruz en su casa a la que estaba invitado el pueblo entero a velarla. Durante la vela se invitaba a los vecinos a chocolate, buñuelos, dulces y se cantaban algunas coplillas.
Lo que aquí denominamos "Fiesta de Santiago", es una tradición que se conserva, la de ir el día 25 de julio a comer a la zona de los castañares, o a la zona de la Sierra llamada "Las Juntas". Es de indicar que los últimos años se realiza en un fin de semana próximo cuando aquel día cae entre semana.
En las Fiestas de San Andrés, tenemos una de las tradiciones más singulares: el encierro de toros, previamente llegados campo a través, acompañados por los gañanes y cabestros. Unos lugareños van al campo a verlos de cerca, y otros se suben al Castillo a contemplarlos de lejos o con algún instrumento. Luego dejan solos a los toros y cabestros, para que troten a su ritmo, desde cerca de la Plaza del Pilar, con las calles bloqueadas con carros y maderas, hasta que llegan a la Plaza del Ayuntamiento —"Plaza de Abajo"— donde se encierran en unos corrales. Si en la travesía hacia el pueblo se escapaban, la incertidumbre y la emoción estaban asegurados. Este encierro, junto con el de Gor, es el más antiguo de la zona.
En Navidad se pedía el aguinaldo. Consistía en ir amistosamente a casa del pariente o vecino, para que éste le obsequiara con algo como un rosco y una copa de aguardiente. Sobre el día de Reyes encontrábamos un grupo de gente, las ánimas, pidiendo de casa en casa. Las ánimas iban tocando música con bandurrias, zambombas y panderetas por las calles, y llamaban a las puertas de los habitantes para que cada vecino aportara los productos que pudiera. Buena parte de lo recaudado se destinaba a los vecinos más pobres.
En San Antón, se echaba un marrano por las calles al que daban de comer, y se regalaba a un habitante con pocos recursos económicos.
Por Semana Santa, en la madrugada del domingo de resurección se cuelgan geberos. También los mozos colocan una rama de olivo o almendro en los balcones de las mozas que pretenden.
En los últimos años la Feria de Agosto se inaugura con una paella gigante de conejo o pollo en alguna plaza.